Seguidores

¡PRESENTACIÓN Y BIENVENIDA!

Este pequeño video venga como presentación ��



Si ahora mismo puedes hacer una sugerencia sobre los temas que quisieras que se aborden, sería ¡fantástico!.

Nos estamos leyendo!


sábado, 29 de julio de 2017

¿Qué hacer ante el temor?



¿Qué hacer ante el temor?



A pesar de que el temor y el miedo parten de una denotación definida y diferente entre sí, pueden ser términos utilizados con connotaciones similares; para efectos del presente escrito nos referiremos a ellos de manera indistinta.

El miedo paraliza”, es una expresión comúnmente utilizada y que nos lleva (al menos imaginariamente), a una situación física en la que nos detenemos abrupta mente ante una situación de zozobra, de inseguridad, de riesgo, de desconfianza, ante la posibilidad de sufrir, o incluso, ocasionar daño. Paralizarse por el temor nos obliga a mirar hacia atrás y considerar la posibilidad de regresar a los caminos que hemos recorrido, o mantenernos estáticos en el mismo lugar, mientras las horas, los años y las oportunidades pasan a nuestro lado sin detenerse. Esta sensación de “comodidad” al detenernos puede ser temporal o definitiva. Es decir, es temporal cuando tenemos conciencia de que no siempre podemos estar paralizados y que en algún momento será necesario empezar a caminar de nuevo y enfrentar nuestros miedos. Pero puede ser definitiva cuando tenemos miedo de perder lo que somos o tenemos y preferimos quedarnos sin luchar por más y mejores condiciones.
 Y eso significa no arriesgarse, no atreverse, no desafiar nuestra zona de confort, significa depender de circunstancias que no podemos controlar, significa mantenernos en una constante imaginaria sobre lo que sucedería (o no), si nos atrevemos.
Es por ello que el miedo es utilizado para condicionar relaciones y conductas. En un matrimonio, por ejemplo, es común que se prefiera sufrir las circunstancias violentas en lugar de  pensar en denunciar o en terminar la relación por miedo “al qué dirán”, por temor a perder cosas materiales, por temor a perder un hogar mientras se justifica esta inacción diciendo: “lo hago por mis hijos”. Lo cierto es que puede interpretarse como el miedo a lo incierto.
En política, hay acciones de autocensura cuando no se señalan o critican las acciones incorrectas de los gobernantes por temor a perder una posible aspiración personal de crecer en el medio. Creemos que si expresamos nuestros desacuerdos, las posibilidades de crecer se esfumarán. De nuevo, el miedo “a perder” nos paraliza. Lo más irónico es cuando tememos perder lo que NO tenemos.
El  miedo a perder (a retroceder o a caer), aplica ante nuestros jefes, parejas, padres, vecinos, proveedores, clientes, hijos, autoridades, líderes, maestros; ante situaciones económicas, de salud, académicas, laborales  y del diario vivir, convirtiendo nuestra vida en una colección de miedos bloqueadores de oportunidades y sobre todo, de miedos que bloquean nuestro verdadero yo… y fingimos.
De manera que las principales limitantes ante el temor, no son físicas, sino mentales; más que situacionales son limitantes actitudinales; más que visuales, son éticas; más que concretas son abstractas.
Nuestro cuerpo puede percibir el temor como una alerta preventiva, pero nuestra mente debería poder transformar nuestros temores en una inyección de adrenalina lo suficientemente fuerte como para que en cada episodio de temor, estemos más cerca de encontrarnos con nuestro verdadero yo; más cerca de concretar nuevas experiencias, retos y metas; más cerca de un mundo en donde podremos descubrir que somos capaces de hacer, ser y estar donde jamás creímos que podíamos hacerlo.
No se trata de no sentir miedo, sino de no fingir. No se trata de evitar el miedo, sino de afrontarlo. No se trata de hacernos valientes sin causa, sino sensibles ante la razón. No se trata de preferir perder, sino de intentar ganar (por las buenas). No se trata de hacerse el fuerte, sino de ser nosotros mismos con absoluta libertad.
Y decir como bien escribió el rey David en uno de sus Salmos (118:6): “El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?”
Que el temor no sea nuestro límite, sino el impulso para concretar nuevas oportunidades.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu comentario!

A quien corresponda...

A QUIEN CORRESPONDA... Quiero vivir lo que no quiso el destino y mi mente inventó. Quiero obtener el placer que invoca tu risa Es...